Cuando ellos aparecen, las abejas no salen de sus colmenas, provocando que sus reservas de comida bajen en muy poquito tiempo.
El abejaruco es rapidísimo y, pareciese que ya no le intimida ni la figura del apicultor. De manera, que cazan a las abejas en pleno vuelo y la parten en dos sin apenas tener que agilizar su vuelo ni ser cautos.
En este mes de julio se nos han muerto muchísimas. La Naturaleza tiene sus saberes secretos. Y debemos respetar esas leyes, pero no podemos evitar, a veces, esta reflexión: ¿ Sin el apicultor las abejas existirían?
1 comentario:
Es curioso el institinto de las abejas, que se resguarden,para evitar, al abejaruco. La naturaleza
se manifiesta tal y como es aúnque
no siempre la entendemos. Gracias a vosotros por acercarnos un poquito la vida en la naturaleza.
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